Disminuye, frena y aprovecha cada día.

Hoy me siento libre, con ganas de vivir un día más, ganas de ser feliz, de estar alegre, de no ir deprisa en la vida, observando cada cosa que pasa en la vida, cada detalle, cada pensamiento que pasa por mi cabeza. Y es que… si la vida son dos días y uno de ellos llueve, hay que disfrutar al máximo ¿no?

Porqué de verdad, hay que aprender a observar cada cosa que te envuelve, cuando estés mal y quieras ir a cien por hora, lo más rápido posible, frena, disminuye tu velocidad y te darás cuenta que aunque estés mal, hay pequeños detalles a tu alrededor que te pueden hacer feliz, que hay personas que no te van a dejar nunca, simples momentos o pequeñas sonrisas que pueden iluminar tus días. De golpe, en un determinado momento, te das cuenta que tu vida es una de las mejores del mundo, que tienes todo aquello que DESEAS, que tu vida, es la que mucha gente desearía tener, y es tan solo tuya, por lo que tienes que aprovecharla al máximo y vivir cada segundo que pasa, con toda la gente que quieres. 

Hay momentos, en los que quieres rendirte y piensas que a pesar de todo tu esfuerzo nada vale la pena, pero, entonces, algo pasa, algo que cambia tu manera de pensar, no sabes el que, ni como ha pasado, tan solo ocurre y vuelves a tener ganas de vivir cada día de tu vida, de pararte a pensar, pero esta vez piensas de una manera diferente, a tu cabeza vienen todos tus recuerdos, pero solo aquellos que son capaces de dibujar una sonrisa en tu rostro y que cuando piensas en ellos vuelves a ver tu mundo en color y no en blanco y negro. Porque ¿si tu no vives tu vida, quien lo hará por ti? La respuesta, creo que está muy clara NADIE. Si no aprovechas cada oportunidad que se presente delante de ti, nadie lo hará y cuando esa propuesta se vaya, te darás cuenta, que quizás era una de las mejores que hayan pasado por tu viva. Por eso, cada uno de nosotros, debe vivir el momento al máximo y disfrutar el día a día, como si fuese el último.